jueves, 25 de septiembre de 2014

Curso de InDesign para traductores y editores y un par de reflexiones sobre el mundo de la traducción

Vaya por delante que este es un curso que me ha llevado varios meses idear, redactar (sin «copypastear» de ningún manual ni plagiar a nadie, que yo sepa) y grabar en vídeo (veréis que incluye una treintena de videotutoriales). Vaya por delante también que este es un curso gratuito y que está a disposición de todo aquel que quiera aprovecharlo. 
No, no soy un millonario aburrido ni me he vuelto loco. Lo que en mi opinión sí se está volviendo loco es el mundo de la traducción (y supongo que lo mismo ocurre en otros ámbitos profesionales). 
¿Por qué digo esto? Pues lo digo porque en los últimos dos o tres años se observa en los profesionales y futuros profesionales del gremio una avidez insaciable de formación rápida y cómoda, hecho que ha degenerado en la proliferación de cursos, cursillos y cursillitos presenciales y «virtuales» sobre los temas más variados, la mayoría de los cuales se venden como la panacea que logrará que incrementemos nuestra productividad y nos convirtamos en supertraductores o seamos «expertos» en algo en veinte horas. Y muchos de estos cursos los imparten jóvenes cuya experiencia no supera ni de lejos el lustro de ejercicio profesional, y eso con mucha suerte. Por no hablar de que también se han reproducido como los champiñones en una cueva las empresas especializadas en formación para traductores. 
Así que, por un lado, me doy cuenta de que esto de los traductores se está convirtiendo en un negocio. No me refiero a la traducción como oficio, claro está, sino a venderles lo que sea a quienes la practican o desean practicarla. No tengo nada en contra de los negocios, en principio. Pero los negocios que no me gustan nada son aquellos en los que el servicio que se ofrece no vale en absoluto el precio que se paga por él. Esos negocios me parecen una deshonestidad y un aprovechamiento de la situación de penuria laboral que experimentan sobre todo los más jóvenes. Yo, por lo menos, no me voy a gastar en tomaduras de pelo el dinero que tanto me cuesta ganar trabajando.
Que conste que tampoco tengo nada en contra de que los profesionales y futuros profesionales paguen por recibir una formación de calidad e impartida por gentes que saben de lo que hablan. Hay algunos cursos que valen la pena, claro que sí. Pero, salvo contadas y suculentas excepciones (sobre todo algunos cursos ofrecidos por determinadas asociaciones profesionales), lo que hay disponible es una plétora de actividades formativas descaradamente superficiales y mediocres que se ofrecen sobre todo vía internet, pero también de modo presencial, tanto en el ámbito académico como en el corporativo.
Por otro lado, he tenido últimamente noticias de varios compañeros traductores y correctores que, pese a llevar a su espalda varias décadas de experiencia en su oficio y haberse formado exhaustivamente durante muchos años en otras disciplinas por vía académica o de manera autodidacta, las están pasando canutas para sobrevivir en esta jungla de agencias malpagadoras y que abusan de los plazos, de aceptación generalizada de tarifas irrisorias, de esas webs conocidas por todos donde se subastan proyectos de traducción que se adjudican al que menos cobra, de editoriales que pagan las mismas tarifas desde hace dos décadas, de clientes directos que desaparecen, seguramente porque han encontrado un traductor más barato y anteponen rapidez y ahorro a calidad, y de todo ese rollo de los fuzzy matches, las repeticiones de términos y otras triquiñuelas que no sirven sino para escamotear el pago de trabajo humano y para convertir al traductor en una especie de contable de palabras, en un mísero autómata con poco o nada que aportar al texto (por no decir al mundo). 
Y me da pena que haya profesionales enormemente capaces y sobradamente preparados que estén en un tris de abandonar la profesión por todo esto que he señalado antes mientras que otros con un currículo ridículo (cuantitativamente hablando, claro, que nadie me malinterprete) pretenden comerse el mundo cuando el mundo que quieren comerse se los va a comer a ellos antes de que se den cuenta de que los cursillos de veinte horas que han pagado les van a proporcionar un bagaje prácticamente inservible.

El curso, el curso
Dicho todo lo cual (o vomitado, si se prefiere), aquí tenéis este texto y estos vídeos que inicialmente formaban parte de un curso más extenso (que incluía Photoshop, Illustrator y otras aplicaciones) y que no pudo completarse por causas ajenas a mi voluntad (siempre he querido decir esta frase). Después de unos cuantos meses criando polvo en los anaqueles digitales de mi ordenador, me he cansado de tenerlo ahí muerto de asco y he decidido que vale la pena que alguien lo aproveche antes de que se quede obsoleto. El curso es fruto de mi experiencia de más de un cuarto de siglo como grafista y traductor, le he dedicado mucho tiempo y esfuerzo y se me debe considerar el único culpable de cualquier error que pudiera contener. He puesto todo mi empeño en que los textos y los videotutoriales sean instructivos y, a la vez, amenos.
El curso consta de dos partes: una primera unidad dedicada a explicar los fundamentos del diseño y la maquetación de publicaciones (el típico ladrillo teórico, sí, pero sin el cual no aconsejaría a nadie que se acerque a un software profesional de maquetación) y una segunda unidad en la que, mediante textos y vídeos (un total de seis horas y media de videotutoriales), se introduce al interesado en las nociones más básicas de uso de InDesign, con especial hincapié en el manejo de los textos (que para eso está destinado específicamente a gentes que se dedican a la palabra). 
Muchos cursos incluyen ejercicios prácticos. Este no. Primero, porque lo cierto es que no tengo ganas ni tiempo (los que hayan sido padres primerizos alguna vez entenderán por qué) de andar evaluando al personal, aunque estaré encantado de contestar personalmente y por cualquier canal a toda duda o pregunta que me podáis hacer al respecto. Y segundo, porque no sirve de nada aprender a maquetar un folleto si a lo mejor luego nuestros clientes nos encargan que revisemos o rehagamos la maqueta de un catálogo de ferretería, de un dossier de cuentas anuales de una empresa o de una revista de viajes, o a la inversa. La cantidad y variedad de publicaciones en las que podemos intervenir es tal que haber hecho un par de ejercicios prácticos de maquetación no nos va ayudar mucho, la verdad. Tampoco busquéis aquí información sobre las compatibilidades de InDesign con herramientas de traducción asistida, porque yo apenas las uso (me repelen, lo siento) y porque rebuscando en la red encontraréis soluciones a esos «problemas» (porque eso es lo que son) mucho más completas y concretas que las que yo podría aportar.
Como creo que ya he indicado en el texto del propio curso, nadie que lo siga va a acabarlo sabiendo maquetar, ni siquiera va a saber bien cómo trabajar con InDesign, pero a lo mejor sirve para que le perdamos el miedo a una herramienta profesional compleja y muy distinta del software que habitualmente usamos en traducción y con la que bastantes veces —cada vez más, por lo que veo— nuestros clientes nos van a pedir que trabajemos. Así que, por favor, aprovechad este curso pero os ruego que no pongáis «Experto maquetador» ni «Dominio de InDesign» en vuestros currículos después de haberlo hecho. 

Os podéis descargar los dos archivos PDF del curso en los siguientes enlaces:


https://dl.dropboxusercontent.com/u/15956938/Unidad%202%20-%20InDesign.pdf

martes, 16 de abril de 2013

Atajos de teclado en Mac (para traductores y no traductores)


Como veo que últimamente muchos traductores y gentes del gremio se han pasado al Mac y que algunos andan un poco perdidillos con los atajos de teclado, amén de envidiosillos de la productividad dáctilo-informática de sus congéneres usuarios de PC, me he dedicado a recopilar unos cuantos atajos y truquillos que, una vez automatizados, os harán la vida más fácil a los nuevos maqueros. No están todos los que existen ni tampoco he incluido los más básicos (copypastear, abrir nueva ventana o documento, salir, etc.), que esos ya los sabe todo el mundo. Que os aprovechen y que el lado luminoso de la fuerza os siga acompañando.

 Hay teclados grandes

 Y teclados pequeños

Símbolos que aparecen en el teclado del Mac (y que he usado aquí para abreviar y facilitar visualmente la cosa):
cmd⌘ = tecla comando, manzana, Apple 

alt = tecla alt, bañera, opción
ctrl = tecla control

= tecla tabulador
= tecla mayúsculas
= tecla bloqueo de mayúsculas
⏏ = tecla expulsar, eject
esc = tecla salir, escape
= tecla salto de párrafo, return, enter
= tecla borrar, delete
▶▼ = flechas direccionales del teclado


PARA MOVERNOS POR EL FINDER O ESCRITORIO
Barra espaciadora: Al pulsarla con un archivo seleccionado, abre una ventana de previsualización rápida de ese archivo. Muy útil, porque luego puedes ir moviéndote por los archivos o carpetas con esa vista rápida abierta.
alt⌥ + pasar ratón por encima: Se muestra el nombre completo en el caso de iconos con nombres de archivo muy largos.
alt⌥ + arrastrar archivo: Copia el archivo a la nueva ubicación con el mismo nombre o añade un número sucesivo al nombre original si se copia en la misma ubicación que este.
⇥: Va seleccionando sucesivamente los iconos del Finder en orden alfabético.
 o los elementos de la lista.
+ ⇥: Va seleccionando sucesivamente los iconos del Finder en orden alfabético inverso.
cmd⌘ + alt⌥ + esc: Abre la ventana Forzar salida de las aplicaciones.


cmd⌘ + i: Abre la ventana de Información del archivo seleccionado.
cmd⌘ ++ A: Abre la carpeta Aplicaciones.


cmd⌘ ++ H: Abre la carpeta del usuario del Mac.


cmd⌘ + H: Oculta la aplicación que tienes abierta (excepto en las aplicaciones de Adobe).


cmd⌘ + E: Cuando tenemos seleccionado el icono de un CD o imagen de disco, expulsa el CD o desmonta la imagen de disco.
cmd⌘ + F: Abre la ventana de búsquedas (común para la mayoría de las aplicaciones)


cmd⌘ + flecha hacia arriba: Asciende por la jerarquía del directorio en la ventana que tengas abierta.


cmd⌘ ++ Q: Cierra la sesión.


cmd⌘ + alt⌥ ++ Q: Cierra la sesión directamente, sin cuadro de diálogo de confirmación.


cmd⌘ + 1, 2, 3 y 4: Alterna entre los distintos modos de visualizar las ventanas (iconos, lista, columnas, cover flow).
cmd⌘ + arrastrar archivo a otro disco: En lugar de limitarse a copiarlo, que es lo normal, lo pasa al nuevo disco y elimina el archivo del disco original.


LA PAPELERA (que no es «de reciclaje», sino papelera a secas)
cmd⌘ + : Traslada los archivos seleccionados a la papelera.


+ cmd⌘ + : Vacía la Papelera.


alt⌥ ++ cmd⌘ + : Vacía la Papelera directamente, sin cuadro de diálogo de confirmación.


EN VENTANAS Y CUADROS DE DIÁLOGO
cmd⌘ + W: Cierra la ventana en la que estamos (funciona en casi todos los programas).


cmd⌘ + alt⌥+ W: Cierra todas las ventanas abiertas.


cmd⌘ + clic en título de cualquier ventana o carpeta abierta: Se abre un menú desplegale que muestra la ruta de acceso de esa ventana o carpeta
 (funciona en casi todos los programas y en el Finder).
cmd⌘ + arrastrar en barra de título de ventana: Mueve una ventana en segundo plano, sin activarla.


cmd⌘ + alt⌥+ Flecha hacia arriba: Abre la carpeta origen que la contiene y cierra la actual en uso.


alt⌥ + clic en otra ventana: Cambia a la aplicación de dicha ventana y oculta la aplicación en la que estás.


alt⌥ + clic en icono Cerrar ventana: Cierra todas la ventanas abiertas, lo mismo ocurre con minimizar y expandir lo aplica a 
todas las ventanas abiertas.


+ clic en icono Minimizar ventana: Minimiza la ventana a cámara lenta.




PARA PASAR DE UNA APLICACIÓN A OTRA (App Switcher)
cmd⌘ + ⇥: Se abre App Switcher y vas a la aplicación anterior a la que estás usando ahora. Si mantienes apretado cmd⌘ y vas pulsandorepetidamente (o la flecha derecha), pasas de un programa abierto a otro hacia adelante

. cepetidamente, ntienes apretado  ranura.  vista ro.isma ubicacivo del disco original.s, cover flow)
cmd⌘ ++ ⇥: Lo mismo, pero hacia atrás
 (también con la flecha izquierda).
Con cmd⌘ presionado + Q: Sales de la aplicación seleccionada.
Con cmd⌘ presionado + H: Ocultas la aplicación seleccionada.
Con cmd⌘ presionado + esc o . (punto): Cancelas y sales del App Switcher.


EL DOCK:
cmd⌘ + alt⌥ + D: Oculta o muestra el Dock.


cmd⌘ + alt⌥ + clic en un icono: Cambia o abre el programa seleccionado y oculta todos los demás.


cmd⌘ + clic: Muestra el archivo original en el Finder.


alt⌥ + clic en otro icono: Oculta la aplicación actual y abre la aplicación seleccionada.


alt⌥ + Vaciar papelera: Vacía la papelera directamente, sin cuadro de diálogo de confirmación.


ctrl + clic sobre un icono: Muestra un menú contextual de dicho programa o archivo.




Clic en un icono y mantener pulsado: Muestra un menú contextual de dicho programa o archivo.


Clic en el separador + arrastrar arriba o abajo: Aumenta o reduce el tamaño del Dock.




PARA HACER CAPTURAS DE PANTALLA
cmd⌘ ++ 3: Hace una captura de toda la pantalla y guarda la imagen en el escritorio en formato .png.


cmd⌘ ++ 4: Permite capturar una parte de la pantalla seleccionándola con el cursor y guarda la imagen en el escritorio en formato .png.


cmd⌘ ++ 4 + barra espaciadora + clic: Permite capturar una ventana u objeto concreto de la pantalla y guarda la imagen en el escritorio en formato .png
ctrl + cmd⌘++ 3: Hace una captura de toda la pantalla y guarda la imagen en el portapapeles.


ctrl + cmd⌘++ 4: Permite capturar una parte de la pantalla seleccionándola con el cursor y guarda la imagen en el portapapeles.






EN SAFARI


cmd⌘ + clic en un enlace: Abre dicho enlace en una nueva pestaña.


cmd⌘ + T: Abre una nueva pestaña 

(funciona en todos los navegadores).
ctrl + ⇥: Vas pasando por las distintas pestañas que tienes abiertas en la ventana del navegador.
ctrl ++ ⇥: Lo mismo, pero hacia atrás.
▶▼: Subes y bajas por la página abierta como si movieses las barras de desplazamiento (scroll).


EN APPLE MAIL
▶▼: Subes y bajas por la lista de correos del buzón donde estás.
alt+ ▶▼: Subes y bajas por los correos anidados de un hilo sin salirte del hilo.
cmd⌘ + R: Responder el correo que tienes abierto.
cmd⌘ ++  R: Respondes a todos los remitentes del correo que tienes abierto.


PARA APAGAR, REINICIAR O PONER EN REPOSO EL MAC
ctrl + ⏏: Abre un cuadro de diálogo donde puedes escoger apagar, reiniciar o poner en reposo el ordenador.


cmd⌘ + ctrl + ⏏: Fuerza el reinicio.


cmd⌘ + alt⌥ + ⏏: Pone en reposo el Mac.


cmd⌘ + ctrl + alt⌥ + ⏏: Apaga el Mac directamente, sin cuadro de diálogo de confirmación.





SI PULSAMOS ESTAS TECLAS DURANTE EL ARRANQUE
C: Arranca desde un CD de arranque con sistema operativo.


D: Arranca desde la primera partición del disco.


N: Arranca desde un servidor en la red.


T: Arranca desde el puerto firewire
 (para conectar con otro Mac por este sistema, en modo disco duro firewire, o «esclavo»).
cmd⌘+ V: Modo Verbose. Muestra mensajes descriptivos de todo el proceso de arranque de Mac OS X . Se recomienda probarlo al menos una vez para ver como arranca Mac OS X "al estilo UNIX"


cmd⌘+ S: Arranca en modo usuario simple.


cmd⌘ + shift + alt⌥ + ←: Arranca desde una unidad externa, disco duro o CD.


alt⌥: Muestra los iconos de todos los discos de arranque o de las particiones para poder escoger con cuál arrancar.


alt⌥+ cmd⌘ ++ ←: Ignora el disco principal de arranque y busca un volumen diferente para arrancar (como un CD, disco externo, etc.)


Botón del ratón presionado: Expulsa el CD o DVD que se haya quedado dentro de la ranura.




REPARACIÓN Y DIAGNÓSTICO DEL DISCO DURO:
1) Reiniciamos el ordenador y pulsamos cmd⌘ + S. El ordenador arrancará en modo usuario simple. 


2) Cuando se quede el cursor quieto y parpadeando, escribimos la secuencia /sbin/fsck –fy (tal cual, con sus barras, espacios y, ojo, ese guión debe ser el signo menos del teclado numérico) y pulsar . Comienza el proceso de diagnóstico y reparación de la estructura de archivos (lleva su tiempo, así que paciencia).


3) Si indica que todo aparece correcto («This volume is OK»), vamos al paso 4, si dice que ha habido modificaciones, repetimos el paso 2 (Tiger lo hace de forma automática). hasta que nos diga que el volumen está OK.
4) Después tecleamos reboot y pulsamos y el equipo se reiniciará en modo normal.





Aquí, unos cuantos recursos y fuentes sobre este tema (hay muchos más, pero estos son para los perezosos que no queréis escribir «atajos teclado Mac» en Google, que os conozco):

viernes, 5 de octubre de 2012

Un poco de ego, un mucho de Steve Jobs y un recuerdo para un colega que ya no está


Qué ilusión cuando llegan en su cajita de cartón

Me vais a perdonar que no me disculpe por no escribir aquí con la asiduidad y la regularidad que recomiendan once de cada diez guruses de la comunicación y la tecnología dos-punto-cero-patatero y que lo justifique con una negación muy simple: no soy bloguero. De hecho, no entiendo esa definición que tanto se estila ahora de llamar a alguien bloguero como quien dice carpintero, labriego o astrofísico. No sé si existirá tal cosa como profesión (más o menos remunerada, que eso es lo que lo distinguiría de una afición), ni me interesa, pero me sorprende que ahora hay mucha gente a la que se la define como tal: «Perico de los Palotes, bloguero», «Fulanita de Tal, bloguera»... Soy muchas cosas, pero bloguero no. Que llevo un blog y escribo en él cuando me viene en gana, eso sí. Pero como me paso casi todo el tiempo escribiendo cosas para poder pagarme la manutención y otros lujos, me viene en gana muy rara vez. Y para escribir sin pensar ya está el Twitter, ese bendito y efímero sumidero de locuacidades y desvaríos breves que sirve para un roto y para un descosido en lo que a comunicar respecta.
Aclarado todo esto, acudo aquí una vez más para darme esa dosis que de vez en cuando necesita uno de autobombo y para hablar en esta nuestra «egoblogomierda» (acertado y cachondo concepto made by eulez) de mi —penúltimo o antepenúltimo, ya no me acuerdo— libro traducido, como suelo hacer cada vez que me llega en el correo el paquete de cartón con los ejemplares impresos que me corresponden por contrato (que a veces son dos y otras, cinco, según la generosidad de cada editorial).
Pues bien, esta vez toca dar el parte de Apple. El legado de Steve Jobs. La verdad sobre cómo funciona la empresa más admirada y hermética de Estados Unidos, de Adam Lashinsky. Sale a la venta el 10 de octubre en papel y versión digital (aunque de esa versión no me dan ningún ejemplar: cosas del «nuevo paradigma editorial»). Aquí está la ficha en la web de Aguilar.


No era tan santo ni tan paciente

Todos esos títulos y subtítulos ya lo dicen todo (demasiado, en mi opinión, pero como los traductores no ponemos los títulos de los libros...). Lashinsky, periodista de la norteamericana revista Fortune, se ha dedicado a hablar con personal que ha trabajado o trabaja en Apple y a destripar los entresijos del funcionamiento de la empresa que ha revolucionado varias veces varias industrias. Aprovecha el autor para elaborar, con todos esos testimonios y análisis de primera mano, una suerte de manual paso a paso de lo que una empresa debería hacer para emular los éxitos de esa paradoja del mundo empresarial que es Apple y para explicar por qué no hay otras empresas que hayan seguido ese modelo.
En mi opinión, aparte de por esto, la lectura es interesante por dos enfoques que plantea Lashinsky. En primer lugar, al lector que no sea emprendedor de altos vuelos, CEO, CFO, alto ejecutivo, director gerente o cualquier otro pomposo cargo empresarial de esos, le interesará el repasillo que le da a la historia de Steve Jobs y a su peculiar manera de ver el mundo de los negocios y de las relaciones con sus semejantes (directivos y empleados suyos, mayormente), su modo de entender el diseño de productos y su visión del mundo en general. El que espere una semblanza de tintes hagiográficos de Jobs se llevará un chasco, porque el tipo no era ningún santo y eso queda patente desde la primera hasta la última página del libro. Aunque eso no quita que se lo retrate como el genio que era en lo suyo, cuidado.
Y en segundo lugar, a aquellos que, como yo, han seguido con cierto interés los avatares (ahora es cuando muchos mirarán el diccionario y verán que este «avatar» no es ni aquel ecowestern de indios azules de Cameron ni la fotito en miniatura de los perfiles de internet) de Apple como fabricante y, sobre todo, excelente vendedora de productos «rematadamente buenos» desde sus inicios les puede interesar el análisis que plantea el libro sobre cómo le podrían ir las cosas a la empresa ahora que el santo Jobs —que de paciente no tenía nada— ya no está en aquel valle de lágrimas de silicio (ojo, no de silicona, como se lee por ahí) para hipercontrolarlo todo, así como los pormenorizados perfiles que traza el autor de quienes llevan ahora las riendas de Apple.
Nunca he sido uno de esos «mac-evangelizadores» talibanes para quienes el mundo wintel era «el lado oscuro» y hasta tengo un mini PC con Windows desde hace unos meses (que es un truño, sí, pero funciona y me costó sólo 200 eurillos), pero debo reconocer que para la traducción del libro me ha servido de mucho ser usuario de los Macs y de todos esos otros artilugios derivados de ellos desde finales de los ochenta. Esa familiaridad con el tema ayuda mucho cuando te enfrentas a un texto plagado de referencias a gentes, situaciones e incluso objetos concretos de otro país y otra cultura.
Para terminar con este rollete, quiero dedicarle un recuerdo a mi colega traductor Miguel Llorens, recientemente fallecido. Me surgieron unos cuantos problemas en la traducción de la jerga del ámbito económico-financiero y del galimatías de cargos y puestos directivos que componen el organigrama de Apple y tuve la suerte de poder contar con la generosa y utilísima ayuda de Miguel, un experto en esos campos y mordaz analista de muchas otras cosas, a quien le estoy más que agradecido y a quien me gustaría haberle dedicado la traducción de este libro si a los traductores nos dejasen dedicar nuestras obras.